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15 abr 2024

El mago del Kremlin. Giuliano da Empoli

8 comentarios:
Giuliano da Empoli, periodistas escritores

El mago del Kremlin del escritor, periodista y asesor durante un tiempo de Matteo Renzi, Giuliano da Empoli, cayó en mis manos gracias a la recomendación de Guida, amiga con la que comparto Tertulia Literaria. El título lo puso ella sobre la mesa cuando al final de la reunión del mes de marzo buscábamos lectura para abril. ¿Por qué no El mago del Kremlin?, dijo. Tras comunicarnos la tremolina que en los medios literarios franceses produjo su aparición en 2022 (Gran Premio de Novela de la Academia Francesa, Premio Honoré de Balzac, además de finalista en la edición  del Premio Goncourt de ese año), la tertuliana amiga expuso muy por encima de qué iba el libro: El autor entrevista en forma novelada a Vadim Baranov, nombre inventado inspirado en Vladislav Surkov, uno de los asesores más cercanos a Putin en las últimas décadas, gran ideólogo del Kremlin desde que este llegó al poder en 1999 y que finalmente perdió su confianza y fue destituido en 2020. 

Con esta sucinta información abordé el libro. Me atrapó desde la primera página. Aunque Giuliano da Empoli insiste en un primer momento en el carácter ficticio de ésta su primera novela, es evidente que la inspiración en ese personaje auténtico más la aparición en la misma de un buen número de protagonistas de la vida real rusa durante los últimos tiempos (Boris Berezovski, Mijail Jodorkovski, Alexander Zaldostánov, Eduard Limónov, Yevgueni Prigozhin, Boris Yeltsin, Mijail Gorbachov...), así como la infinidad de hechos y sucedidos reconocibles, hacen que en mi opinión esta narración pertenezca al género del Nuevo Periodismo. Según la leía no podía evitar acordarme de otros libros escritos por periodistas que muestran, o bien los resultados de una investigación periodística (El motel del voyeur de Gay Talese, por ejemplo), o bien la realización de un reportaje periodístico sobre un suceso (A sangre fría de Truman Capote, autor considerado el creador de este género narrativo), o bien las varias que de Emanuel Carrère he leído (Limónov, El Reino y Una novela rusa). De hecho, las intervenciones que Giuliano da Empoli hace en el relato me han tentado en varios momentos a incluir este libro en el apartado de las novelas de autoficción, algo a lo que me resisto al no ser el autor protagonista principal de la misma, lo que sí sucede en la mayoría de las escritas por Carrère.

Pero la anterior disquisición taxonómica sobre literatura no es lo central en este libro. Esta novela del periodista italiano tiene muchas cosas destacables. Una, y no menor, es la de que un italiano escriba en francés una historia sobre Rusia; cuando menos es curioso, ¿no? Otra es que tratándose de una primera novela esté tan bien confeccionada y se lea con agrado. Pero la esencial, al menos para mí, es la profundidad con la que Da Empoli penetra y muestra los entresijos del poder. El contexto es la Rusia de Vladimir Putin, cierto, pero, al igual que consiguió Maquiavelo con "El Príncipe", el autor logra poner al desnudo la maquinaria de la que se valen los poderosos para alcanzar, estar y mantenerse en el poder. Maquiavelo centró su ensayo político en la figura de Fernando el Católico, pero exclusivamente como ejemplo máximo de monarca;  Da Empoli se centra en Vladimir Putin como modelo de cualquier otro tipo de autócrata actual, independientemente del país al que pertenezca. 

Conocer de primera mano la visión que de las relaciones internacionales tienen los rusos de hoy es algo interesantísimo que saco de esta lectura. El mago Vadim Baranov, llamado por algunos durante los quince años que fue consejero el "Rasputín" de Putin, es un hombre muy inteligente procedente de una familia de gran cultura y acendrada sabiduría. Su abuelo, aunque partidario del zarismo, sabio como era, supo apartarse de las veleidades políticas cuando los bolcheviques se hicieron con el poder, con lo que logró no ser molestado por ellos. Seguiría luego el padre, funcionario del partido comunista durante el régimen soviético, con el que el protagonista tendría más de una diferencia, pero que le sirvió para conocer los entresijos de la nomenclatura soviética. Es del abuelo y de su inmensa biblioteca de quien Baranov ha sacado su pericia, su saber estar y su sabia distancia respecto del poder. Precisamente es este distanciamiento el que paradójicamente lo condenará y lo salvará de perecer en las llamas que devoraron a otros de su misma quinta como Berezovski o Jodorkovski, quienes con la desaparición del comunismo se echaron decididamente en brazos del capitalismo desaforado que ocurrió durante la época de Boris Yeltsin. Su condición de oligarcas será la que ocasionará su caída en desgracia y en algunas ocasiones su muerte "accidental". Vadim Baranov (Vladislav Sourkov) sabe lo que debe de hacer para mantener la independencia de criterio
«Mientras el líder carece de distancia de lo que hace porque está en el fragor de la batalla, el auténtico consejero mantiene la distancia, participa y a la vez observa, está dentro y fuera. Como decía Maquiavelo, deben conocer las cosas con perspectiva» 
y para no perecer el buen consejero no debe albergar deseos de poder:
«Es cierto que alrededor de los poderosos siempre hay personas que piensan en ocupar su puesto. Pero el auténtico asesor pertenece a una raza totalmente diferente de la del poderoso. En realidad es un vago. Murmuradas al oído del príncipe, sus palabras producen el máximo impacto sin tener que pasar por la agobiante fatiga de medrar.»
También, como hará el personaje de El mago del Kremlin debe saber encontrar el momento adecuado para abandonar el cargo. Así lo hace el personaje logrando que el Zar (Vladimir Putin) no vea mal que este asesor tan inteligente, pero tan poco apegado al poder personal se aleje de él. 

Giuliano da Empoli construye su novela utilizando varias referencias culturales muy importantes. En primer lugar la localización del antiguo asesor que vive oculto de la vida pública rusa la presenta como producto del azar en parte. Estudioso como era el italiano del escritor ruso Yevgueni Zamiatin, que en 1921 escribió un libro  titulado Nosotros que no vería la luz hasta 1927 fuera de Rusia, Giuliano da Empoli consigue permiso de su periódico para ir hasta Moscú con la disculpa de buscar documentación sobre el autor. Nosotros, libro considerado iniciador del género distópico, levantó fuerte polvareda en Rusia cuando se publicó por lo que fue prohibido hasta 1988.  Ya en Moscú, el escritor comienza a seguir en las Redes Sociales a un usuario que firma como Nicolas Brandeis. Un día Brandeis publica una frase de Zamiatin a la que Da Empoli responde con otra sacada de Nosotros. Al poco el tal Brandeis, un posible apodo de El mago del Kremlin al que el periodista seguía la pista le contacta y le ofrece un encuentro. Así es como, a través de un autor distópico, se pondrán en relación personal los dos protagonistas de la novela. En realidad, el futuro distópico entrevisto en el régimen estaliniano y denunciado por Zamiatin en 1921 se estaba produciendo en el momento actual, casi 100 años después. 
«Zamiatin se convirtió en mi obsesión. Me parecía ver en su obra una concentración de todas las cuestiones de nuestra época. Nosotros no describía sólo la Unión Soviética [...] Zamiatin era un oráculo, no se dirigía únicamente a Stalin: señalaba a todos los dictadores venideros, de los oligarcas de Silicon Valley a los mandarines del partido único chino.»
A esta importante referencia literaria vienen a unirse otras de igual o semejante calado. Quizás la principal sea la que hace a Viaje a Rusia, libro que el francés Marqués de Custine escribió a propósito de la visita que en 1939 hizo a ese país invitado por el mismísimo Zar al casamiento de su hija. La descripción que hace de Rusia, en especial del alma rusa, a grandes rasgos permanece indeleble hasta nuestros días, según la apreciación de Baranov. Es un libro que el mago del Kremlin conoció gracias a su abuelo, quien lo detestaba al tiempo que lo fascinaba. Las afirmaciones de Custine son aplicables, le decía, a la Rusia de hoy:
  • «Por grande que sea este Imperio, no es más que una enorme prisión y es el emperador el guardián que tiene las llaves, pero los guardianes no viven mucho mejor que los prisioneros.»
  • «Los rusos tienden mucho menos a ser civilizados que a hacer creer que lo son»

Estos apoyos literarios le sirven al Mago para entre otras muchos argumentos justificar la consideración que el Zar actual (Vladimir Putin) tiene entre los rusos.  Evidentemente hay diferencias palmarias de lo que era Rusia hace 200 años a hoy, en especial las referidas a los guardianes quienes, sin duda alguna, hoy sí que viven mucho mejor que los prisioneros. Pero lo importante es observar cómo el espíritu, el alma del país en líneas generales -siempre, ya digo, según Vadim Baranov- se mantiene. A su juicio los rusos tras la glásnost y la perestroika de Gorbachov y la liberalización absoluta llevada a cabo por Yeltsin sintieron nostalgia del pasado soviético en que al menos no pasaban hambre. Es así, con razonamientos semejantes que Vadim Baranov se ganó el puesto de asesor de Putin:

«El imaginario de la sociedad rusa, de cualquier sociedad en realidad, se articula sobre dos dimensiones. El eje horizontal corresponde a la cercanía a lo cotidiano, y el vertical a la autoridad. En estos últimos años, la política rusa se ha representado por entero en el primer eje, el horizontal, porque esa dimensión era desconocida casi completamente en tiempos de la URSS: la han hecho tanto Gorbachov, que se paraba para hablar con la gente, algo que ningún líder soviético habría hecho jamás, como Yeltsin, quien algunas veces parecía más bien un compañero de borrachera que un jefe de Estado. [...] Para poder trazar una perspectiva, es preciso elevarse nuevamente. Todos los datos de que disponemos nos dicen que los rusos abrigan hoy un deseo de verticalidad, es decir, de autoridad.»

Vladislav Sourkov (Vadim Baranov, el mago del Kremlin), actor de teatro y televisión y antiguo alumno de la Academia de Arte Dramático de Moscú, se convirtió en asesor de Putin. Conocedor del mundo televisivo magnificó el espectáculo político antes de dimitir en 2020 («Convertir mi experiencia teatral en una carrera de productor de televisión fue como pasar del carruaje a vapor a un Lamborghini»). Hacía una televisión vulgar («Los estadounidenses no tenían nada que enseñarnos, de hecho éramos nosotros quienes ampliábamos las fronteras del trash.»), pero en medio de esa zafiedad descubrió el alma rusa de siempre. Cuando en un programa solicitaron a los espectadores los nombres de los héroes y grandes personajes rusos frente a lo esperado

«[...] los nombres de las grandes mentes: Tolstói, Pushkin, Andréi Rubliov o yo qué sé, un cantante o un actor, como ocurría donde ustedes, ¿qué nos dieron los espectadores, la masa informe del pueblo habituada a inclinarse sumisa y bajar la mirada? Sólo nombres de dictadores. Sus héroes, los fundadores de la patria, coincidían con la lista de autócratas sanguinarios: Iván el Terrible, Pedro el Grande, Lenin, Stalin.»
A este conocimiento sobre los habitantes del país vino a añadirse el sentimiento también inmemorial de acoso por parte de los países que lo rodeaban, de Occidente en general. Saber por propia boca de los rusos actuales la opinión que tienen sobre nosotros los occidentales me ha parecido interesante por demás. Que me parezca interesante no equivale, naturalmente, a que coincida en todo con ellos; pero sí que puedo afirmar con rotundidad que este libro ha conseguido abrir mi mente algo más. 

Sobre Ucrania y la postura intervencionista de Rusia (hoy ya invasión y guerra declarada)  me parece interesante la visión que Baranov comunica a su entrevistador:
«Sostenidos por los norteamericanos, los rebeldes se negaron a reconocer el resultado de las elecciones y ocuparon la plaza principal de Kiev con sus cánticos, sus lazos naranjas, sus alegres eslóganes prooccidentales. De la mañana a la noche, comisiones de observadores internacionales, delegaciones del Congreso de Estados Unidos y misiones diplomáticas de la Unión Europea aparecieron por allí saliendo de la nada: todos coincidían en juzgar ilegítimo el resultado de las elecciones ganadas por el candidato prorruso. Había habido votaciones apenas recientemente en Afganistán y en Irak, con las bombas explotando en las calles y las tropas estadounidenses ocupando los lugares de votación, pero en esos países, naturalmente, no había habido ningún problema, todo se había desarrollado con regularidad. En cambio, en Ucrania era todo lo contrario. Había que volver a votar porque el resultado no era el conveniente. Entonces, el Gobierno ucraniano se vio obligado a convocar nuevas elecciones y, esa vez, el candidato pronorteamericano ganó, un candidato que quería meter a Ucrania en la OTAN. Ucrania —la patria de Jrushchov y de Brézhnev, la base de nuestra flota militar—, ¡en la OTAN!»
Un líder populista: Putin
Ya voy acabando. Acabo no porque el libro no dé para más, sino porque es tanto lo que contiene que en algún momento, tratándose tan sólo de una reseña, conviene parar. Pero antes no quiero dejar sin tocar algo que en la actual guerra de Ucrania ha llamado mucho mi atención y que en parte El mago del Kremlin ha venido a aclararme. Me refiero a ese consenso y seguimiento bastante mayoritario que la población rusa, también los jóvenes, mantiene en cuestiones como la invasión. Baranov cuenta que él desde que comenzó a plantearse el asunto de Crimea y del Donbás hizo todo lo necesario para que agrupaciones de todo tipo constituidas mayoritariamente por jóvenes se convirtiesen en agrupaciones patrióticas. Algunas, como el Partido Nacional Bolchevique de Eduard Limónov, se las encontró ya plenamente constituidas y sólo tuvo que manipular lo justo (encarcelar a Limónov) para encauzarlas en la dirección correcta, o sea, la de apoyo a la política de Putin. Otras, como los Lobos Nocturnos de Alexander Zaldostánov, rebeldes moteros, las atrajo con el oropel que el poder siempre desprende. El mago Baranov sabe mucho de espectáculo y sabe cómo convencer con las palabras y el escenario adecuado:
«He podido constatar varias veces que los rebeldes más radicales se podrían contar entre los individuos más sensibles a la pompa del poder. 
[...]
➖Estos últimos años he seguido tus actividades y he de decirte que estoy muy impresionado, Alexander. Sois increíbles. Cogéis a esos jóvenes y les dais un hogar, una disciplina. Transformáis a esos vagabundos a la deriva en soldados, en personas capaces de llevar a cabo acciones extraordinarias. [...] Tú los comprendes. Sabes lo que quieren. Sabes cómo hablarles y qué decirles. Puedes ser su guía para que no caigan en la trampa de los norteamericanos. Puedes conducirlos hacia los verdaderos valores. La Patria. La Fe. [...] No estarás solo, Alexander. Detrás de ti estará el Zar, que te protegerá. Él no es como nosotros, aquí en el Kremlin. No es un burócrata encorbatado. El Zar es como vosotros. Pertenece a la raza de los conquistadores. [...] ¿No ha sido él quien ha vuelto a poner a Rusia en pie? ¿Por qué crees que los norteamericanos quieren librarse de él?»


 

En conclusión
Giuliano da Empoli, aunque acabó de escribir El mago del Kremlin en 2021 supo "adivinar" o "anticipar" la invasión de Ucrania del año siguiente, que Putin tenía en su mente, gracias a su profundo conocimiento sobre el pasado ruso. No sólo el histórico pasado imperial zarista de todas las Rusias, sino el mucho más reciente de la desovietización realizada bajo los mandatos de Gorbachov y Yeltsin.
«A comienzos de los años noventa, Gorbachov y Yeltsin habían hecho la revolución, pero al día siguiente la gran mayoría de los rusos se había despertado en un mundo irreconocible para ellos, en el que no sabían ni cómo vivir. Antes del hundimiento del sueño americano o del europeo, tuvo lugar el hundimiento del sueño soviético. Entre ustedes, nadie se dio cuenta porque les parecía algo imposible que un sueño estuviera hecho de cosas tan pobres y grises: una profesión de funcionario o profesor respetada, un pequeño Lada Zhiguli, una dacha con su huerto, vacaciones en Sochi o, de tarde en tarde, en Varna, remojando las piernas en el mar Negro y la perspectiva de una buena parrillada entre amigos. Y, sin embargo, ese modelo tenía su fuerza y su dignidad. Sus héroes eran el soldado y el maestro de escuela, el camionero y el infatigable obrero, a quienes estaban siempre dedicados los carteles en las calles y en las estaciones de metro. En pocos meses, todo eso se desbarató. Los nuevos héroes, los banqueros y las top models impusieron su dominio y los principios sobre los que estaba fundada la existencia de los trescientos millones de habitantes de la URSS se vinieron abajo. Los rusos habían crecido en una patria y se hallaban de pronto viviendo en un supermercado.»

 

Premio Goncourt 2022, Premio Honoré de Balzac
En una entrevista reciente que le hicieron al autor  en España con motivo de la publicación de El mago del Kremlin, Da Empoli habló de la distancia de todo tipo existente entre Putin y Baranov:
  • «Mientras Putin es un hombre premoderno que no tiene redes sociales, un señor de la guerra capaz de mandar a miles de jóvenes a morir en el frente, Baranov es un personaje posmoderno que domina la comunicación y se dedica a orquestar un teatro de luces y sombras»
  • «En las personas con poder se activan menos las partes del cerebro que regulan la empatía. Putin lleva dirigiendo el país 23 años. Eso le ha llevado al aislamiento, a una rutina diaria, y ha hecho que su más fiel consejero, el único del que puede fiarse, sea su perro.»

 En nuestro país El mago del Kremlin obtuvo el Goncourt español del año 2022. El jurado definió la obra como «la gran novela de la Rusia contemporánea» que «desvela los entresijos de la era Putin y ofrece «una sublime reflexión sobre el poder». Totalmente de acuerdo.

 

7 abr 2024

Ana Lena Rivera. Lo que callan los muertos

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«La vida está hecha para que convivan los niños con los viejos y los jóvenes con los adultos, para contarse cosas unos a otros y hacer un esfuerzo por comprenderse. Los más jóvenes tienen que explicarnos a los viejos todo lo nuevo que hay en el mundo y los viejos tenemos que contarles a los jóvenes las verdades que nunca cambian.»

Ana Lena Rivera, domestic noir,suspense
Lo que callan los muertos es una novela del año 2019, la primera que publicó la escritora Ana Lena Rivera (Oviedo, 1972). Con ella la autora del best-seller  Las herederas de la Singer (pincha en el título para leer su reseña) ganó en 2017 el Premio  de Narrativa Torrente Ballester en lengua castellana. Es asimismo este título el primero de la trilogía que por ahora es la serie Gracia San Sebastián. El oficio del personaje no es muy habitual en la novela negra o de investigación; estamos ante una encargada de investigar fraudes fiscales de contribuyentes a la Seguridad Social, o sea, un ser que se mueve entre dos aguas laborales: la funcionarial y la privada propiamente dicha. 

Sinopsis (tomado de la página web de la propia autora)
Gracia San Sebastián, investigadora de fraudes financieros, vuelve a su ciudad natal, Oviedo, con su marido después de que una gran tragedia golpee sus vidas. Tras varios años trabajando en el distrito financiero de Nueva York para un gran banco de inversión, Gracia se monta por su cuenta como investigadora privada, experta fraudes financieros.
Su primer encargo está relacionado con el cobro de la pensión de un militar que sobrepasa los ciento doce años y del que no hay registros oficiales desde hace más de veinte. El caso pronto se complica con el inesperado suicidio de una maestra de escuela ya jubilada.

Tras haber leído con mucho gusto el arrollador éxito que supuso Las herederas de la Singer para Ana Lena tenía pendiente echar un vistazo a las novelas anteriores que  la novelista escribió. He comenzado, como ya digo, con la primera de la serie y a buen seguro proseguiré con las otras dos. El estilo ameno y entretenido que tanto me agradó en el best seller de 2022 compruebo que es en Ana marca de fábrica desde el principio de su dedicación a la literatura. La novela, bien escrita, se sitúa en Oviedo donde Gracia indaga cómo es posible que un hombre de 112 años siga cobrando la pensión de jubilación. ¿Existe este Matusalén? ¿ Quién está beneficiándose del fraude? ¿Por qué? Todas estas y otras cuestiones se debaten en esta agradable narración. 

Dos indagaciones en apariencia independientes, al menos al principio, son las que se desarrollan: la oficial del fraude a la Seguridad Social y la del suicidio de Sofía, más conocida en el vecindario como la 'Impugnada' por el uso reiterativo que hacía del verbo impugnar a cuantas decisiones se tomaban en su Comunidad de Vecinos. Pese a la aparente distancia entre los dos casos pronto comprobaremos que existen entre ambos muchos nexos de unión, motivo por el que Gracia San Sebastián comienza a sospechar que la muerte de Sofía no ha sido voluntaria. Este asunto es uno de los suspenses del libro. Quien relata es la propia protagonista Gracia San Sebastián.

Por si la actividad profesional fuera poco, a lo largo de la novela vamos enterándonos de aspectos muy interesantes relativos a la vida personal y profesional de la investigadora: Acaba de regresar a España desde los EEUU donde trabajaba, con muy buenos resultados, en un banco de inversión; está casada con Jorge que viaja mucho y al que quiere de verdad, aunque el mazazo que para ambos supuso la muerte de Martín, su hijo de tres años, los mantiene aún en estado de shock sentimental no superado; instalados en Oviedo ella se encuentra a gusto con su nueva dedicación profesional y muy bien arropada familiarmente con su independiente hermana Bárbara, médico de profesión, y su pesadita, pero muy entrañable madre, Adela. A todos estos seres que le hacen la vida agradable habría que añadir a Norah, su amiga farmacéutica; y a Geni, antigua compañera de colegio reencontrada pasados muchos años, que está casada con Rafa, comisario jefe de la policía de Oviedo, y que es amicísima del cotilleo.

El capítulo de personajes se completa por el lado de la investigación del fraude y del suicidio con otra serie de personajes muy bien dibujados: Lucas Ramilo, el dueño de la taberna La Tapilla Sixtina; Pepe Ramilo, padre de Lucas; Carmina, hermana de la Impugnada; Ernesto, sobrino de ambas; Antonio, hermano de Sofía y Carmina, que ha regresado a Oviedo al conocer la muerte de su hermana; Berta Llorente, una vidente con mucha influencia en Carmina; etc.

Son todos personajes muy creíbles, muy cotidianos, muy humanos, que la novelista presenta con el trazo ágil que caracteriza su escritura. La misma agilidad y naturalidad que muestra en la descripción de los ambientes y de los lugares ovetenses por donde se mueven todos ellos. La ciudad de Oviedo aparece como una localidad provinciana, donde todos se conocen, donde pasan pocas cosas, pero las pocas que suceden dejan mucha huella en ella. Así, sin ir más lejos en el detalle, se citan la estatua que la ciudad dedica a Woody Allen o "El culo", la escultura de Eduardo Urculo que aparece frente al teatro Campoamor donde cada otoño se hace entrega de los premios Princesa de Asturias. 

Estamos ante una novela que debe mucho [lo reconoce la mismísima Ana Lena Rivera en algunas de sus entrevistas] al inmenso aprecio que la escritora siente desde siempre por la literatura de Agatha Christie. El mismo ambiente costumbrista, de domestic noir, que caracteriza la narrativa de la escritora inglesa es el que se presenta en Lo que callan los muertos. Y digo de domestic noir no sólo por la naturalidad y el costumbrismo manifiestos, sino por la personalidad de la investigadora, Gracia San Sebastián, una mujer que no es policía ni detective, sino simplemente una persona curiosa por saber y conocer si en verdad lo de la Impugnada se trata de un suicidio o de un asesinato. El personaje de Jessica Fletcher, inspirado en la Miss Marple de Agatha Christie, palpita en la personalidad de Gracia. El guiño a la autora británica es patente en la sospecha de crimen que la protagonista cree ver donde hay suicidio; al ser preguntada por el comisario sobre que a qué se refiere con esta sospecha, ella le contesta («A personas envenenadas en sus casas o algo así, al más puro estilo Agatha Christie»). Una segunda evidencia se da cuando Gracia San Sebastián en un momento dado le dice a Rafa, el comisario ovetense
«Supongo que no te refieres a la típica escena final propia de Jessica Fletcher en Se ha escrito un crimen, donde el culpable confiesa mientras la policía lo graba todo desde el cuarto de al lado e interviene en el último momento.»
Woody Allen y España
Esta alusión a la serie televisiva "Se ha escrito un crimen", que durante doce temporadas (1984-1996) y 264 episodios hizo las delicias de los televidentes, es muestra clara de la adscripción de esta novela al domestic noir. Por si alguien no lo recuerda en Se ha escrito un crimen Jessica Fletcher (protagonizada por la actriz Angela Lansbury), profesora de inglés, empieza a escribir novelas de misterio y, además, a resolver numerosos casos de asesinato, gran parte de ellos ocurridos en Cabot Cove, lugar de residencia de la protagonista. La semejanza con Gloria San Sebastián es más que evidente.

Pienso que la autora tenía desde el inicio la idea de realizar una serie novelística noir. Y lo creo porque al finalizar la lectura de Lo que callan los muertos quedan cabos sueltos respecto a las relaciones entre algunos de los personajes y/o la vida privada de la protagonista. Esto invita y me incita a leer las otras dos novelas de la serie para saber cómo evoluciona la relación de Gloria con su marido Jorge; cuál será el futuro de su hermana Bárbara, de su madre Adela y de su amiga Sarah; etc., etc. 

Conclusión
Lo que callan los muertos se lee con mucho gusto y facilidad. Es el tipo de literatura que sirve para desconectar, para entretener. Es una literatura realista de corte costumbrista. Los personajes viven situaciones cotidianas y en su vida particular deben de enfrentarse a ellas y resolverlas como hace cualquier hijo de vecino; no estamos ante héroes buenísimos ni villanos malísimos, sino ante personas normales que en su día a día han de lidiar y disfrutar en sus casas con hijos y pareja. 

Se me olvidaba decir que en esa cotidianidad en la que se desenvuelven los personajes surge de manera espontánea, tal y como ocurre habitualmente en la vida, el humor. Un humor a la inglesa, o sea, nada soez, un humor fino y blanco. Así por ejemplo la relación vía wasap entre madre e hija, entre Adela y Gloria, dibuja en nuestros labios más de una sonrisa al reconocer y reconocernos en esa situación; otro tanto cabría decir del funcionamiento de la oficina de la vidente Berta Llorente con esa asistente que reclama el pago de la sesión realizada o por realizar.

No se me ocurre mejor manera de cerrar esta reseña que utilizar las mismas palabras que escribí al final de mi escrito sobre Las herederas de la Singer:
«una autora que recomiendo vivamente a cualquiera, que entretiene y enseña tanto por lo que cuenta como por cómo lo cuenta. Desde luego no será la única novela que lea de esta escritora asturiana afincada en Madrid.»

3 abr 2024

"El árbol de los plátanos de champú". Cuento de Isa Vázquez

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Isa Vázquez, Isabel Vázquez García

Poco antes de las vacaciones de Semana Santa llegó a mis manos este cuento infantil ilustrado. Su autora es Isa Vázquez  (Isabel Vázquez García), profesora con destino actual en Londres. El dato es importante al ver que el texto de la narración está escrito en español e inglés. Evidentemente la actual actividad profesional de Isabel Vázquez se refleja con claridad en este cuento bilingüe: El árbol de la plátanos de champú (The shampoo banana tree).

La historia que se relata es la siguiente: Una niña y su padre tienen el pelo muy largo y carecen de champú para lavarlo y desenredarlo. Son muy pobres y lo poquísimo que tienen lo han gastado en comunicar con la madre que se ha marchado a ver mundo. ¿Cómo salir de esta infeliz situación? 
El amor por los libros que el padre ha contagiado a su hija los salvará, pues en la biblioteca de su localidad la pequeña sabrá de la existencia de un árbol que da plátanos de champú. Sólo tiene que ir a buscarlos y traerlos a casa. 

Lo anterior parece sencillo, pero está lleno de dificultades. La primera es la lógica oposición del padre ante tamaña aventura («No, no vayas»), oposición que vence la pequeña con atinadas respuestas a los peros paternos. El número tres, número mágico presente habitualmente en los cuentos infantiles maravillosos, aparece tanto en las reticencias paternas como en las claras contestaciones de la niña. También tres son los objetos que para la aventura se lleva ella, tres fases tiene su caminera aventura (atravesar ríos, escalar montañas, dormir en prados) y tres son los regalos que los monos del bosque le ofrecen para quitarle de la cabeza la "terrible" idea de llegar hasta El árbol de los plátanos de champú (un caballo, un castillo, una corona de reina), etc.

La niña es una heroína pues, pese a las advertencias de los simpático y juguetones monos a los que se gana peinándoles el flequillo que les impedía ver, se adentra en el bosque y ya sin la compañía de los micos colaboradores se enfrenta al monstruo, al terrible enemigo, a la Serpiente Maloliente que se Come a la Gente (SMCG) a la que superará gracias a su inteligencia muy superior a la de la SMCG y eso que la de ésta no es poca.

La aventura como se puede imaginar acabará bien y la niña conseguirá lo que iba buscando, regresará a casa y la felicidad reinará en ella y en sus moradores, pues gracias al champú que extrae de los plátanos cogidos del árbol de marras sus cabellos se vuelven dóciles y bien peinados. 

Si el cuento es de por sí entretenido y gusta mucho a los niños (lo he comprobado personalmente con mi nieto de tres años que, durante las pasadas vacaciones, no se ha cansado de solicitarme una y otra vez que se lo leyese de nuevo), las ilustraciones que acompañan al texto lo hacen más y más apetecible. Se trata de quince preciosas acuarelas obra de la propia autora en cuyas figuraciones el niño -pienso que tanto el que no sabe como el que sí sabe leer- mentalmente se sumerge, haciendo así mucho más suyo el contenido de la historia. Todos los personajes dibujados son amables y transmiten con claridad los sentimientos que cada uno de ellos alberga. Incluso la SMCG, tan malísima ella, se hace simpática a los ojos del lector y/u observador al comprobar que no es tan fiero el bichejo como parecía.

Del texto en inglés nada puedo decir al no ser la lengua de Shakespeare uno de mis fuertes, pero vivo rodeado de teachers y todos ellos alaban el mismo. Para reforzar este idioma en aquellos niños que ya lo estudian y para iniciar siquiera un poco a los que son legos en él, pienso que este cuento es un magnífico instrumento. Esto lo afirmo desde aquí, España, pero creo que otro tanto, referido naturalmente al idioma español, es aplicable a aquellos lectores -niños y mayores- que lo lean en Reino Unido, Irlanda, USA...

El árbol de la plátanos de champú es un cuento muy entretenido que encierra muchos valores: la amistad, el amor paternofilial, la bondad, la importancia de la inteligencia, las virtudes que encierran los libros y su lectura, la ayuda mutua... En fin, un cuento hermoso, muy apropiado para niños de infantil y/o primera etapa de Primaria. El cuento se presenta en formato horizontal de DIN-A4, el cual sirve para dar mayor realce a las preciosas acuarelas de Isa Vázquez que lo ilustran. 

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Para conseguir este cuento la autora proporciona las siguientes direcciones para contactar: irati13@gmail.com y @isavaz2018










21 mar 2024

21 de abril, Día de la Poesía. Elena Garro.

5 comentarios:

«En mi larga vida nunca me había visto privado de bautizos, de bodas, de responsos, de rosarios. Mis esquinas y mis cielos quedaron sin campanas, se abolieron las fiestas y las horas y retrocedí a un tiempo desconocido. Me sentía extraño sin domingos y sin días de semana. Una ola de ira inundó mis calles y mis cielos vacíos. Esa ola que no se ve y que de pronto avanza, derriba puentes, muros, quita vidas y hace generales.»

Desde hace unos años tengo por costumbre sumarme a la celebración del Día Mundial de la Poesía desde aquí, mi blog, El blog de Juan Carlos. Esta vez lo hago con un libro en prosa, una novela que acabo de leer. ¡Ah!, exclamaréis algunos, y de seguido me/os preguntaréis: ¿Pero la poesía no es distinta a la prosa? Y yo os respondería, si esta inocente cuestión me la hubieseis planteado de verdad, con un Sí y un No simultáneos. Pues empezamos bien, amigo, -comentaríais con cierta perplejidad, para irónicamente continuar diciendo-: ya con eso me aclaro completamente. ¡Anda que tú también cuando te pones a explicar eres único! 

La humorada anterior viene a cuento de la última lectura que acabo de realizar. Se trata de la novela Los recuerdos del porvenir escrita en 1963 por la mexicana Elena Garro, que fuera esposa de Octavio Paz desde 1937 a 1959. Fue con el poeta mexicano con quien viajó a España en 1937 para participar en el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura que tuvo lugar en Valencia, ciudad a la que se había retirado el gobierno de la República española. Para ambos políticamente este viaje y estancia en España tuvo importante repercusión: el desafecto con la causa republicana al observar la fuerte represión que se practicó en ese momento contra miembros del POUM (Partido Obrero Unificado Marxista) especialmente en Cataluña. A partir de ese momento los dos escritores optaron por una tercera vía que evitaba -especialmente en el caso de Paz- una decidida adscripción a izquierda o derecha. A Elena Garro siempre le persiguió su actuación durante la revuelta estudiantil de 1968, acusada de querer derrocar al gobierno del momento, por un lado; los contrarios, por su parte, lanzaron la interesada sospecha de que ella había denunciado a ciertos intelectuales de izquierda. Estar en medio siempre es lo peor, ya se sabe.

Pero me estoy yendo por las ramas. Vuelvo al libro que he leído, su primera novela titulada Los recuerdos del porvenir. Es una novela que en cierto modo denuncia la brutalidad cometida por unos y otros al final y durante el movimiento revolucionario mexicano que sumió al país desde 1910 a 1920 en una serie de guerras civiles que acabaron con los asesinatos de los líderes revolucionarios y el retorno de la riqueza del país a los detentadores durante la época del presidente Porfirio Díaz. Había sido contra ese injusto reparto de la riqueza durante el porfirismo contra lo que se habían levantado Villa, Carranza, Zapata..., si bien también entre ellos se traicionaron sucesivamente. Históricamente la trama de la novela se desarrolla durante el gobierno de Obregón (presidente de 1920 a 1924) y de Calles (presidente de 1924 a 1928), o sea la década de los años 20, Fue precisamente durante el gobierno de Calles que se desató la guerra de los cristeros que enmarca el levantamiento de Ixtepec, la localidad donde transcurre la acción. Las alusiones al momento histórico en que se sitúan los acontecimientos novelescos son claros en varios momentos:
  • «Isabel sonrió. Sólo su madre era capaz de decir que Calles no tenía delicadeza, cuando estaba fusilando a todos los que parecían un obstáculo para su permanencia en el poder.
    —Es algo más grave que una falta de delicadeza…
    Y Martín Moncada continuó la lectura del diario. En aquellos días empezaba una nueva calamidad política; las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia se había se habían vuelto tirantes. Había intereses encontrados y las dos facciones en el poder se disponían a lanzarse en una lucha que ofrecía la ventaja de distraer al pueblo del único punto que había que oscurecer: la repartición de las tierras.
    Los periódicos hablaban de la «fe cristiana» y los «derechos revolucionarios». Entre los porfiristas católicos y los revolucionarios ateos preparaban la tumba del agrarismo. Hacía menos de diez años que las dos facciones habían acordado los asesinatos de Emiliano Zapata, de Francisco Villa y de Felipe Ángeles, y el recuerdo de los jefes revolucionarios estaba fresco en la memoria de los indios. La Iglesia y el Gobierno fabricaban una causa para «quemar» a los campesinos descontentos.
    —¡La persecución religiosa!
    »
  • «¿Acaso Madero no había sido un traidor a su clase? Pertenecía a una familia criolla y rica y sin embargo encabezo la rebelión de los indios. Su muerte no solo era justa sino necesaria. Él era el culpable de la anarquía que había caído sobre el país. Los años de guerra civil que siguieron a su muerte habían sido atroces para los mestizos que sufrieron a las hordas de indios peleando por unos derechos y unas tierras que no les pertenecían. Hubo un momento, cuando Venustiano Carranza traicionó a la Revolución triunfante y tomó el poder, en que las clases adineradas tuvieron un alivio. Después, con el asesinato de Emiliano Zapata, de Francisco Villa y de Felipe Ángeles, se sintieron seguras. Pero los generales traidores a la Revolución instalaron un gobierno tiránico y voraz que solo compartía las riquezas y los privilegios con sus antiguos enemigos y cómplices en la traición: los grandes terratenientes del porfirismo.»
Siquiera fuera sólo por esto, por la información y conocimiento que sobre el México de ese período histórico se obtiene, ya la lectura de esta novela de Elena Garro resulta más que satisfactoria. Si además, como es el caso, esta erudición se ofrece desde el interior de una historia de ficción con tintes mágicos, entonces ya la novela gana en mi opinión muchos más puntos . 

La historia que se nos cuenta es sencilla: un destacamento militar está aposentado en la localidad de Ixtepec para vigilar los movimientos antigubernamentales que se puedan producir. El mando de este dispositivo militar lo ostenta el general Francisco Rosas y una serie de jefes militares que están a sus órdenes: el coronel Justo Corona, el capitán Flores, el teniente coronel Cruz, etc. Se hospedan todos en el Hotel Jardín que dirige Pepe Ocampo. Estos militares, además de para cumplir órdenes por crueles que éstas sean, viven para disfrutar de las mujeres y allí mismo en ese hotel tienen a sus queridas, obligadas a darles placer cuando a ellos se les antoje. En cierto modo también entre ellas existen grados según sea el militar con el que compartan lecho: la bella y enigmática Julia que tiene absorbido el seso al general Rosas; Antonia, la amante del coronel Corona («Antonia era una costeña rubia y melancólica; le gustaba llorar. Su amante el coronel Justo Corona»); «Rosa y Rafaela, las hermanas gemelas, queridas las dos del teniente coronel Cruz»; «Luisa pertenecía al capitán Flores y por su mal genio era temida por su amante y por los demás huéspedes del hotel»; y así. 

Como personaje antagonista a estos militares crueles que se emborrachan, maltratan a las personas y abusan de ellas, está el narrador de la novela que no es otro que el mismísimo pueblo de Ixtepec. En esta ocasión -y esto me ha parecido ciertamente novedoso- no estamos ante un personaje coral formado por la suma de los particulares, sino en cierto modo estamos ante un personaje coral declarado desde la primera línea del relato unas veces en primera persona de plural («A las seis de una tarde morada llegó un ejército que no era el de Abacuc [...] Los miramos con rencor "¡Desgraciados, ni siquiera gozan del placer de morirse por quien quieren!"») y otras del singular  («Aquí estoy, sentado sobre esta piedra aparente»). De este personaje colectivo que tiene todas las características propias de un ser humano iremos conociendo poco a poco sus formantes, los elementos que lo constituyen. Y estos en definitiva son los Moncada (el matrimonio formado por Martín Moncada con su esposa Ana y los tres hijos del mismo: Juan, Manuel e Isabel; también los tíos de éstos, el matrimonio formado por Joaquín y Matilde; la vieja Dorotea, tía asimismo de los niños), los Montúfar (Elvira, viuda de Justino Montúfar, y Conchita, hija de ambos); el doctor Arrieta y Dª Carmen, su mujer; sin especificar sus componentes están los Olvera, los Cuevas...; luego estarían las cuscas (prostitutas) del prostíbulo que dirige la Luchi y en el que vive acogido por las chicas Juan Cariño, viejo algo desquiciado mentalmente al que llaman 'el Presidente'. Como en las comedias y narraciones clásicas este Juan Cariño, tenido por loco, es la única persona que puede decir a la cara las verdades. 

Hay muchos más personajes, pero la relación sería muy larga y me alejaría de la justificación señalada en el título de esta entrada. Por ello ya no citaré más nombres, excepción hecha de Dª Lola Goribar y su hijo Rodolfo, claramente los ricos del lugar, que al fin y a la postre serán los beneficiarios de la represión de los militares y de las matanzas inmensas que están realizando de indígenas y de aquellos que los apoyaban por considerar justa su causa.

Vuelvo, pues, al Día de la Poesía. Sí, en Los recuerdos del porvenir hay muchísima poesía. De hecho, aprendido y conocido el marco histórico en que se enclavan los sucesos ficcionalizados, lo más destacable del libro es el lenguaje utilizado en él. Un lenguaje cargado de adjetivación que impregna de colorido al texto. Es una adjetivación siempre profusa a lo largo de todo el relato:
«El jardín se incendiaba en el resplandor seco de las cuatro de la tarde. Los prados cenizos, las ramas inmóviles y las piedras humeantes se consumían en una hoguera fija. Un coro monótono de grillos cantaba su destrucción. El sol giraba enviándonos sus rayos inflexibles.»
Es destacable a su vez, junto a esta profusa adjetivación, la imaginería lingüística que contiene esta novela que por ella es considerada por algunos como precursora del realismo mágico:
«Una raya naranja finísima se levantó del horizonte oscuro, las flores que se abren en la noche se cerraron y sus perfumes quedaron en el aire unos instantes antes de desaparecer. El jardín empezó a nacer azul de entre sus sombras moradas.»
Ciertamente, si nos fijamos en las fechas y consideramos como dicen algunos que el certificado de nacimiento del Realismo mágico lo marca García Márquez con la publicación  de Cien años de soledad, es evidente que 1963 antecede en el tiempo a 1967. Sí es cierto que hay toques de realismo mágico, además de los contenidos en expresiones afortunadas (¡muchas!), en elementos de contenido como esa suspensión e incluso eliminación del tiempo que pretendía todos los días don Martín Moncada parando todos los relojes de la casa. Las alusiones constantes que en la novela aparecen sobre esta detención de la temporalidad sí que es elemento mágico o fantástico que saca de la prosaica realidad. Y eso, sacar al lector de la vulgar realidad, también es una de las intenciones más pretendidamente buscadas por la creación poética.

A la hora de considerar la poeticidad de Los recuerdos del porvenir no se puede obviar la figura y comportamiento de algunos personajes: dos femeninos (la bella y enigmática Julia y la sorprendente Isabel Moncada) y Felipe Hurtado, personaje importante en la novela dado que su llegada a Ixtepec viene a poner en marcha ese tiempo romo, detenido, inexistente, en que había caído el pueblo bajo el brutal dominio de los militares. Igualmente la marcha de estos tres seres, enigmáticos en su comportamiento cada uno por motivos diferentes, viene a devolver a la localidad al estado de inmovilismo en que se encontraba. Todo sigue igual, pero en cierta manera todo ha cambiado, ya nada volverá a ser como antes.

La atmósfera propia del realismo mágico la he querido percibir en esa mirada que, ocultos tras cristales  y visillos, dirigen los habitantes de Ixtapec a quienes se atreven a caminar por las calles. El pueblo, Ixtapec, sus habitantes, saben que la muerte está ahí, sobre ese pobre o pobres infelices que se han atrevido a dar el paso, a hacer caminar el reloj del tiempo. La Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez ha venido a mi memoria más de una vez durante la lectura. También hay magia y fantasía en las inexplicables desapariciones de seres y personajes, si bien siempre Elena Garro no se atreve a dejar la apuesta muy alta y antes o después venimos a conocer qué es lo que ocurrió. En mi opinión, aquí el denominado realismo mágico se diluye un tanto.

Para finalizar, no puedo dejar sin señalar la enorme importancia que la mujer tiene en esta novela. El peso de la narración recae en ellas. Está la bella Julia que atrae a Rosas, pero que tiene una vida anterior que no conocemos salvo por la llegada a Ixtapec de Felipe Hurtado; está Isabel Moncada, ¿enamorada? de su hermano Nicolás y que en el sentir de Ixtapec lo traicionará a él, a su famila, a todos; ¿sí?, ¿no? Es lo que tiene el pensamiento mágico, que penetra en territorios inexplicables. Las prostitutas y amantes de los militares, pese a su sujeción a los mismos, son en el fondo las detentadoras del poder en el mundo íntimo que es el dormitorio. Son mujeres que sufren el desprecio del hombre, pero en su fuero interno son libres porque se saben fuera del tiempo:
«Luisa obedeció sin titubear la orden de su amante y limpió las botas de Flores hasta dejarlas pulidas como espejos. Aceptaría siempre la abyección en la que había caído. "Nadie cae; este presente es mi pasado y mi futuro; es yo misma; soy siempre el mismo instante"».
Dentro de la consideración de obra predecesora que se ha dado a esta novela respecto a la tendencia literaria del Realismo mágico, también cabría decir (en México y otros países se ha dicho en multitud de ocasiones) que Los recuerdos del porvenir, es una anticipación del movimiento feminista actual. Elena Garro afirmó en más de una ocasión que «en México por el simple hecho de ser mujer todo queda invalidado». ¿Es suficiente hacer afirmaciones como esta para calificar a alguien de feminista? Según algunos analistas no, pues para serlo hay no sólo que estar a favor de la causa de las mujeres, sino luchar políticamente por ese objetivo; ella políticamente luchaba por los derechos de los campesinos, mujeres incluidas en el grupo, claro. Yo creo que Elena Garro en esta novela, que es un auténtico clásico, levanta su voz contra la opresión de unas personas sobre otras sean éstas hombres (Nicolás Moncada, Felipe Hurtado, Pepe Ocampo...) o mujeres (Julia, Luisa, Isabel Moncada...). Pero en fin, ahora todo se vuelve precursor de lo que esté en candelero; el feminismo es un movimiento muy fuerte y se le buscan, y se le encuentran, antecedentes en casi todo lo que en su día despuntó, ya sea Santa Teresa o María de la O Lejárraga, mujer esta última que firmaba con el nombre de su marido las obras que ella creaba. 

Nota.-
Los recuerdos del porvenir me sirve para añadir un título más al Reto 'Nos gustan los clásicos'. Asimismo con el apellido Garro cumplimento la letra G del Reto 'Autores de la A a la Z'
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De propina, una poesía para celebrar debidamente este 21 de abril, Día de la Poesía:

POEMA LUNAR 4 - de Gocho Versolari Poeta
(tomado del facebook de Mª José Luque Fernández)

Las mujeres
guardan la luna en la planta de los pies.
Los hombres la buscamos
desordenadamente
en los senos,
en el sexo,
en los ojos,
a lo largo de sus piernas,
en el hueco de sus hombros...
...y ellas andan descalzas
y la luna en sus plantas
sube
y
baja
del talón a los dedos:
navío al garete,
niño furioso y riente;
la esquiva luna en las pequeñas plantas
con misterios crujientes;
con su carga de toros
y de recién nacidos;
de bestias
y de hombres...
Nos bastaría
besar las plantas
del talón a los dedos
y llenarnos de luna
la glotis,
el esófago;
la vieja luna invadiendo las entrañas
y atragantando de claridad
la vida entera



20 mar 2024

Doce películas en un trimestre (A pares XLII)

8 comentarios:
Se acerca la Semana Santa, época de procesiones, playa, montaña, en definitiva, unos días de vacaciones para desconectar de la rutina laboral. No sé cómo hará el tiempo esos días festivos. Hay predicciones que hablan de lluvia y algo de fresco. Si así fuera y hubiera que quedarse en casita, qué mejor que combatir el posible tedio con alguna película de las infinitas que existen en las múltiples plataformas de streaming. Yo durante este primer trimestre de 2024 he visto algunas que a continuación paso a daros su título y alguna brevísima impresión. Todas ellas son buenas, eso os lo aseguro; procuro elegir con criterio, pues no estoy para perder el tiempo con tonterías que no me entretengan ni me aporten nada. Con todo y con eso, más de una vez he abandonado la proyección harto de la estupidez que estaba contemplando. Ninguna de la docena seleccionada entran dentro de esa malhadada categoría. Espero que alguna de las doce os agrade.

Collage creado con los carteles anunciadores de las películas citadas en esta entrada 



La sociedad de la nieve
de J.A. Bayona (Netflix). Me gustó. En pantalla grande, o sea, en sala, debe de resultar espectacular. Las imágenes de los paisajes montañosos nevados donde se perdió el avión que transportaba a ese equipo uruguayo de jugadores de rugby son magníficos; la música que subraya los episodios más álgidos estupenda; la actuación de los actores encardinando a esos jóvenes que para sobrevivir hubieron de realizar acciones lejanas a lo convencional de un comportamiento humano es fantástica; y la dirección de Juan Antonio Bayona magistral. No me extraña que en los últimos Premios Óscar estuviera nominada en las categorías de película internacional y maquillaje y peluquería; lástima que no se alzara con ninguno de ellos, pero ya se sabe que lo principal es haber estado nominado, haber optado a los premios.
 
 

Barbie
de Greta Gerwig (HBO). La vi en esta plataforma cuando la ofreció llamativamente para así ganarse suscriptores entre quienes no lo éramos. Yo la vi, pero decidí no suscribirme porque entiendo que con las tres que tengo en la actualidad (Movistar, Filmin y Netflix) voy más que sobrado. Contra lo esperado por mí, la peli de Mattel y la Warner no me desagradó. La actriz que encarna a Barbie (Margot Robbie) creo que borda el papel; el resto del elenco, mención especial de Ryan Gosslin en el papel de Ken, cumple el nivel de exigencia. Me recordó, salvadas las distancias, bastante a la película El show de Truman. Diré que de todo eso que se ha dicho sobre si es una peli feminista, de corte LGTBI o cosas así, yo no he visto mucho. Pues casi mejor, qué queréis que os diga, porque de cuotas y elementos así ya está uno algo hartito (ja, ja).



Anatomía de una caída
de Justine Triet. De las doce películas que aquí presento es la única que he visto en Sala. Me ha encantado. Es una peli que englobaría en el género filmes de juicios. En ella la protagonista, encarnada por una estupenda Sandra Hüller, se defiende de una acusación de asesinato. Tan bien está la actriz alemana en su papel, y salí yo tan satisfecho del cine, que al llegar a casa busqué en internet su filmografía y a los pocos días disfruté de la siguiente película que figura en esta relación.  El film se alzó con el Premio Goya a la mejor película europea. En los Óscar la Hüller se quedó sin el premio a la mejor actriz, que se llevó Emma Stone por Pobres criaturas.



Toni Erdmann
de Maren Ade (Filmin). La película es de 2016, tiene un largo metraje (160 minutos) que se lleva la mar de bien. Y se lleva así de bien porque es una comedia insólita que, como bien dijo en su día mi antiguo compañero de colegio Carlos Boyero, «mezcla realismo y surrealismo, esperpento y soterrada ternura». Pienso que no se puede decir más y mejor con menos palabras. A partir de Anatomía de una caída y de este título el nombre de Sandra Hüller no lo olvidaré jamás. Buscaré más filmes en los que ella intervenga. Seguro.



Elena sabe
de Anahí Berneri (Netflix). Esta película argentina de 2023 no es de las que me hayan dejado recuerdos imborrables. Elena (Mercedes Morán) padece Parkinson en estado terminal y quiere, antes de que la enfermedad la incapacite absolutamente, indagar sobre la repentina muerte de su hija Rita (Erica Rivas) que la policía despacha como suicidio por exceso de antidepresivos. ¿Sí? ¿No? No quiero decir más para no interferir en el disfrute de la cinta. Basada en la novela homónima de la argentina Claudia Piñeiro, novelista que todos sabéis me gusta mucho. Mi admiración por la Piñeiro fue lo que me llevó hasta este título.



Chinas
de Arantxa Echevarría (Movistar+). De las películas que fueron nominadas en los últimos Goya, ésta de la directora bilbaína es la que me ha parecido más refrescante y que me ha sorprendido más gratamente. Ver cómo se las ingenia una familia inmigrante china en nuestro país y cómo difiere el comportamiento de los mismos según pertenezcan a la primera o a la segunda generación, pienso que queda muy bien plasmado en la cinta. Los actores, algunos de ellos no profesionales, realizan una actuación sobresaliente. No se llevó nada en los Goya, aunque sí se alzó con el Premio del Público 2023 del programa de televisión Días de Cine. Recomiendo vivamente verla. 



Cerrar los ojos
de Víctor Erice (Movistar+) la vi en la misma semana que Chinas. Me pareció cine del bueno. Me recordó muchísimo, quizás por la actuación en la misma de Ana Torrent, a la ya lejana en el tiempo -¡nada menos que 50 años!- El espíritu de la colmena en la que la niña Ana Torrent debutó. En esta ocasión es José Coronado quien se lleva la palma actoral que se le ha reconocido con el Goya al mejor actor de reparto.  La historia me pareció un hermoso homenaje al Cine, quizás, como dice Boyero, algo lenta, y es que hoy día nos hemos desacostumbrado a echar una mirada morosa sobre lo que sea.



La verdad
(La verité)
de Hirokazu Koreeda (Movistar+) es una película franco-japonesa de 2019. La vi al encontrarla en los listados que estas plataformas de streaming que frecuento ofrecen. Ver que en ella participaban dos grandes actrices francesas como son Catherine Denéuve y Juliette Binoche  fue acicate suficiente para ponerme a verla. De nuevo estamos ante una película de el Cine dentro del Cine; en esta ocasión el asunto va de una estrella cinematográfica en su ocaso que ha de vérselas con los problemas que de siempre le ocasiona su hija. Las memorias publicadas por la diva serán el desencadenante del conflicto madre-hija a propósito de la verdad declarada u ocultada en las mismas. Me gustó.



Vidas pasadas
de Celine Song (Movistar+) es una hermosa película que he visto últimamente a rebufo de los Óscar que han llenado las programaciones de las plataformas televisivas con las nominadas y/o premiadas este año o los anteriores. En concreto Vidas pasadas estuvo nominada a los mismos como mejor película y como mejor guion original, pero no se llevó ninguno de los dos. Es una coproducción USA-Corea del Sur que pone el acento en la perdurabilidad y la huella que dejan en las personas los amores primeros aunque se hayan sentido de bien niños, como ocurre con los protagonistas de este film romántico. Separados por haber emigrado ella desde Seul a Canadá y reencontrados veinticuatro años después querer hacer revivir las ascuas amorosas por parte del chico es ya cuestión imposible pues el embrujo platónico queda sepultado por la fea, si bien confortable, cómoda y satisfactoria, realidad adulta. 



Qué bello es vivir
de Frank Capra (Filmin) era una laguna cinematográfica que necesitaba cubrir de una vez por todas. En las entrevistas que por los Goya se publicaron en prensa y salieron por televisión, buena parte de los entrevistados, a la habitual pregunta de ¿Cuál es para ti la mejor película de la Hº del Cine?, respondían con este título de 1946. Pues habrá que verla, me dije. La busqué y la encontré en Filmin. Según pasaban los minutos fui recordando la historia del bueno de George Bailey (James Stewart) que el día de su casamiento con la guapa Mary Hatch (Donna Reed) deberá hacerse  cargo, por la desaparición de una importante suma de dinero, del banco de empréstitos que su padre fundara. Estamos ante una versión distinta de Cuento de Navidad de Dickens en la que el bueno no es un niño sino un adulto y el señor Scrooge es aquí el potentado Mr. Potter que sólo vive para quedarse con todo lo que alberga la ciudad donde se desarrolla la acción. Entrañable película con efectos cinematográficos muy interesantes para el momento. Un film necesario para insuflar nuevos bríos de ilusión a un mundo depauperado y destrozado que acababa de salir de la segunda guerra mundial.



Maestro
de Bradley Cooper (Netflix). Es otro de los títulos nominados a los Óscar 2024 (mejor película, mejor actriz y mejor actor protagonistas, mejor guion original, mejor sonido, mejor fotografía, y  mejor maquillaje y peluquería) que ante lo arrasador que fue Oppenheimer de Christopher Nolan se quedó sólo con el gustazo de haber sido nominada para nada menos que siete galardones. Es un biopic sobre el director y compositor Leonard Bernstein que me gustó mucho. Presenta a Bernstein (Bradley Cooper) escindido tanto en su vida profesional (hacedor de obras sinfónicas cultas y obras populares) cuanto en su vida privada (atraído tanto por hombres como por mujeres). Su condición de judío es otro elemento importante en el film. A mí me agradó especialmente por la calidad musical que encierra. En sala debe de ganar mucho por este motivo.



Golpe de suerte
de Woody Allen (Filmin). Cierro esta selección de doce películas vistas durante este primer trimestre del año con esta (año 2023) de mi admirado Woody Allen. Sí, sé que el director de Manhattan no se sale habitualmente de su temática, pero lo hace tan bien, es tan hermosa la coloración vintage que da a sus obras, son tan vivaces y simpáticos los diálogos, y, como casi siempre, son tan bellas las imágenes de las ciudades en las que sitúa la acción (París de nuevo, en esta ocasión), que no me resisto a su atractivo. Como en muchas otras de sus obras, el azar, esta vez en forma de encuentro casual, es parte esencial de la trama. El amor pasado que revive Alain (Niels Schneider), los celos del amante actual Jean (Melvil Poupad) y las dudas de Fanny (Lou de Laâge),la guapa chica, es el triángulo amoroso que se presenta. Luego el suspense y de nuevo como en la conocidísima Match Point la veleidosa suerte -otra vez el azar- hará que todo se resuelva. Por medio esos diálogos tan Woody Allen, con esa punta de humor y cinismo tan característico en él. A destacar, la imagen algo velada voluntariamente, quizás para transmitir una sensación de sueño e irrealidad; en fin, no sé, a mí al menos así me lo ha parecido. 

Espero que alguno de estos títulos sea de vuestro agrado. Os deseo unos espléndidos días de descanso.
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NOTA
Os dejo aquí entradas similares a ésta publicadas en El blog de Juan Carlos, que os pueden servir para elegir algún título cinematográfico: